Hawai (CL)
“Nací en la ciudad de Cambridge en Gran Bretaña y crecí durante los años setenta y ochenta en la población rural de Cambridgeshire en el límite de Fens. Durante mi infancia, mis fines de semana los pasaba frecuentemente en la parte posterior del auto de mis padres, de visita descubriendo lugares, incluyendo los pueblos de Fens. Mi padre normalmente nos llevaba a visitar una parcela de tierra, por lo general un campo… El mundo para un niño es generalmente percibido como más grande de lo que es en realidad, y los amplios horizontes de Fens, que se extiende más allá de lo que podía ver, eran claramente enormes. Cuando me mudé a Londres, pasando más de una década viviendo en la agitada capital de Inglaterra, me gustaba soñar con los espacios abiertos donde pasé mi infancia. Yo anhelo el canto de la alondra ascendente arriba en el cielo de verano azul claro. Cuando por fin me mudé a Cambridge, los tres cuartos enormes cielos de Fens eran tan enormes y gloriosos, llenos de vida, como los recordaba de niño”. Los recuerdos de Simon Scott en ‘An Exploration of the Subterranean Fenland Environment’, un ensayo que acompaña a su nuevo disco, sirven para situar un sonido en un lugar. El inglés, alejado de las mareas sónicas que cazaban ruido, pop y ensueño, ha construido una discografía, especialmente en estos últimos cuatro años, que intenta tomar parte de aquellos elementos, pero vistos desde otro lado, interpretados de una forma mucho más sutil, más delicada, prestando especial atención a los pequeños detalles que se esconden entre las grandes sonidos. Lo que antes era una nota de una duración efímera, ahora se vuelve un sitio amplio en el que estar y quedarse por un largo rato.
“Below Sea Level” es el sexto trabajo largo de Scott, el primero para 12k, un lugar en el que naturalmente debía caer en algún momento. “Below Sea Level”, además, intenta capturar el recuerdo de una infancia, impidiendo que el tiempo destruya aquello que implacablemente pasó a ser ayer y nunca más será presente. Intenta también aprehender un sitio que está íntimamente ligado a esa niñez, un ambiente de aguas estancadas, pantanos, cauces y tierra húmeda, logrando capturar la música que naturalmente fluye por esos cauces. “En 2010, yo estaba en busca de nuevos sonidos para esculpir y organizar en formas compositivas que reformaran la fórmula de cómo he creado música. Oí ruidos en Cambridge todos los días, tanto en mi casa y en los alrededores de la ciudad, que me inspiró a grabar este entorno y componer con esos sonidos, pero este lugar era demasiado familiar”. Desde abril de 2010 hasta abril de 2012 Simon formó un disco, un puñado de canciones, que en el fondo son una sola, sumando aquello que lo rodeaba con lo que ese ambiente le inspiraba. Ese ambiente es Fens, una región de marismas en el este de Inglaterra, una zona drenada hace siglos, un ecosistema que tiene por unidad el relieve principal de una depresión, lo que produce un terreno bajo y pantanoso que se inunda por efecto de la marea y de la llegada de las aguas de los ríos que desembocan en sus proximidades, humedales con un sinfín de organismos que habitan en él, desde diminutas algas planctónicas, hasta una abundante cantidad de flora y fauna, fundamentalmente aves. Tomando el medioambiente no solo como una fuente de música, sino como música en sí misma, Scott se deja llevar por sus corrientes tranquilas. Field recordings y sonidos grabados, acústica ambiental, siete niveles bajo el mar. Esas mismas aves que habitan las costas inglesas son las que cantan en los primeros esbozos de este viaje al pasado, rodeado por pequeños insectos, y arbustos con raíces en el agua. El sonido del litoral bañado por tierra, arena, regiones sin relieve, anquilosadas en el tiempo. Pero pronto, a la intervención natural le sucede la intervención humana: una guitarra crepuscular, tocada por manos crecidas en la hierba. “_Sealevel.1”, primer nivel. El uso de la electrónica esta puesta en relación a las grabaciones del campo, no interfiriendo de manera desconsiderada, sino muy por el contrario. Lo que hacen, como en “_Sealevel.2”, es realzar aún más su belleza intrínseca. No es este un trabajo como la labor casi fotográfica de Chris Watson. Acá hay espacios para todo tipo de sonidos, de distinto carácter, interviniendo cada uno a favor del otro, aunque halla momentos en que apartan el uno del otro. “_Sealevel.3” nace como una masa de ruido delgado en muchas direcciones (con la ayuda de Rutger Zuydervelt), y desemboca en las riberas del río. “_Sealevel.4” es otro caso donde esta electrónica de capas múltiples se inmiscuye entre las mareas bajas: mientras las lineas de tejido sintético se encuentran entre sí se oye la música marina, las burbujas de agua rica en vida silvestre. Con la guitarra apareciendo en determinados instantes, el disco transita del ruido fluvial a la calma primaveral. Del murmullo abrasivo de “_Sealevel.6”, con chispas de luz entre medio del follaje y con pájaros silbando, a las melodías acuosas de “_Sealevel.7” y de ahí a los insectos como única música existente, la única que existe más allá de la ciudad, en los bordes de la civilización.
“Durante dos años visité Fens para grabar. Mis recuerdos de infancia se volvieron a despertar y me di cuenta mientras exploraba el paisaje que era algo personal para mí. Lo que he compuesto es una reconstrucción musical ilusoria del paisaje. Sin embargo, ‘Below Sea Level’ intencionalmente se desconecta de cualquier representación realista de Fens. Esto es para reflejar la dislocación histórica de este paisaje cuando fue drenado de su sangre vital”. No intentando reflejar la realidad, solo intentando mostrar como un lugar le ha afectado personalmente, Simon Scott nos muestra su panorámica de las superficies húmedas que fueron el aroma que impregnó su piel cuando pequeño. Cada sonido suena claro, sea de texturas sintéticas como de naturaleza orgánica. Todo fluye como el agua por un canal, y de repente despunta algún detalle que brilla por sobre las extensiones de su acústica de tintes electrónicos. “Below Sea Level” es un viaje personal de la mano de piezas ecológicas a lo largo de las riveras de East Anglia, a lo largo de evocaciones en un medio ambiente que se vuelve nuestra música interior.