Hawai (CL)
Líneas de estruendo que resplandecen en mitad de un territorio abierto, melodías que brillan como espigas de cristal en medio de un campo extendido, perlas de sonido digitalizado que parecen ser recolectadas entre la naturaleza silvestre. Formas acústicas y estructuras artificiales que se entrelazan para generar una música que transcurre de manera espontánea, sensaciones de tonos desgastados que colorean sueños de días cálidos, imágenes de otoños floridos. Piezas orgánicas ensambladas a través de circuitos eléctricos que recrean panoramas de la vida en las afueras de la ciudad, al interior de los bosques, a lo largo de los prados. Desde puntos en un gráfico iluminado por una pantalla comienzan a emerger datos, pequeñas luces que emiten señales codificadas las que se transforman en imágenes que luego serán armonías minúsculas, acordes esquematizados en vectores que conforman hermosas composiciones de ruido digital. Archivos encriptados que dan cuenta de paisajes verdes y amarillo, hojas vivas y flores muertas que cubren el suelo todavía húmedo por el baño de la mañana, una vegetación que envuelve la superficie irregular, con delgadas hebras de fibra óptica como rayos de sol penetrando su soberanía infranqueable, su inhóspito reinado de pequeños insectos. “Shuttle358 es el apodo del artista nativo de California Dan Abrams, quien claramente uno de los artistas más admirados y misteriosos de 12k. Algunos señalan que su trabajo fue responsable de humanizar el movimiento del microsonido de comienzos del 2000, y ciertamente lo hizo. El tomó el computador como un instrumento y lo hizo hermoso y personal, esculpiendo un lugar único para el mismo, entre otros artistas. Después de diez años este otoño veremos el lanzamiento de un nuevo álbum de Shuttle358. Los fans de su música inmediatamente reconocerán el sonido, pero no es solo más de lo mismo. El álbum, ahora solo conocido como CYPIWB está resultando una evolución de su marca de minimalismo sintético en un viaje análogo más místico, más profundo…”. Dan Abrams, a pesar de tener un álbum bajo su nombre propio –“Stream” (Mille Plateaux, 2001)–, y otro con el alias de Fenton –“Pup” (Plop, 2006)–, es con Shuttle358 con quien es ampliamente reconocido. Primero fue una pista para el recopilatorio “.aiff” (12k, 1999), seguido inmediatamente, también en número de catálogo, por “Optimal.lp” (12k, 1999). Más tarde vendrían otros trabajos como el impresionante “Frame” (12k, 2000), “Understanding Wildlife” (Mille Plateaux, 2002) y “Chessa” (12k, 2004). Después de eso, un largo silencio solo interrumpido por reediciones digitales por parte de 12k de su obra y, el año pasado, “CYPIWB/12”Lmtd” (12k, 2014), todos adelantando el retorno en gloria de este proyecto de electrónica de interiores.
Habiendo pasado más de una década de su último trabajo con este nombre, Dan regresa con una obra que nos devuelve la fe en una producción creada mayormente con recursos artificiales, a la vez que incorpora otras fuentes a su matriz de sonido. Estos nuevos registros del músico norteamericano suponen una brisa fresca que sopla desde nuestro hemisferio opuesto, una colección de grabaciones generadas en el interior de una máquina, dentro de circuitos y conductos por donde la energía transita de manera misteriosa, un cableado eléctrico y neuronal que confluye en unas pistas de aspecto herbario, de un brillo solar. Una oportunidad más dejarse arrastrar por la brisa que desciende de las montañas hasta derribar el cuerpo sobre el terreno esponjoso, dejarse acariciar por melodías de azúcar que cubren de calorías las suaves mareas ambientales. La espera ha sido enorme, una distancia gigante considerando la manera cómo opera el mundo hoy, con millones de descargas por segundo que muchas veces no logran llenar ningún espacio, más bien ahondan el vacío. Permitiendo que el sonido se desarrolle de manera tranquila Abrams ha ido confeccionando estas canciones hasta que todas tengan una forma similar, distanciadas en las terminaciones. “Can You Prove I Was Born” son hermosas piezas de electrónica sutil, imágenes resplandecientes que se multiplican en un espejo que distorsiona de forma mágica sus contornos. “Creado y masterizado para vinilo con un artwork presentando a la fotógrafa polaca Ada Augustyniak, cuyos paisajes forestales hacen eco de los motivos cósmicos del álbum. La cubierta está impresa hermosamente en papel grueso con incrustación en papel aluminio, y la impresión es en vinilo virgen de 180g.”. Una presentación impecable, un diseño perfecto de este uno de los pocos vinilos publicados por 12k, cuidado en cada detalle desarrollado de manera sobria, desde la cubierta, el material, la fuente (casi siempre fiel a DIN, como este caso) hasta la funda negra, una edición limitada de 500 copias para estos surcos oscuros. En el interior, trazos ambientales dibujados en el aire que se difuminan lentamente, como aerosol que se pierde en la atmósfera dejando tras suyo un rastro de partículas químicas. Un sonido nítido en su origen que se tergiversa en una curva impredecible, estructuras que se erosionan con el clima y que permiten crecer flores en sus grietas. Tomando como referencia sus trabajos anteriores, pero modificando su apariencia, Abrams arma una obra donde destacan por sobre todo las melodías, motivos delicados que sirven de sistema para los demás mantos auditivos, todos plegados en unidades indivisibles. Líneas melódicas que se ven rodeadas por un recubrimiento de pintura desgastada que, en cierta manera, realza su belleza, dándole una mayor significado quizá. No obstante, esos otros elementos también poseen su encanto propio, ahí donde su figura parece deteriorada, donde su acabado no es perfecto. Grabaciones accidentales que cubren una musicalidad esplendorosa, loops que viajan en una elipsis a través del tiempo, acordes que se desplazan por la tierra recién inundada por la lluvia, absorbiendo la humedad y sus manchas orgánicas. “Con los días del minimalismo sintético desvaneciéndose en el horizonte en nuestro retrovisor, nos remontamos a donde ‘Chess’ lo dejó. En su más audaz y experimental trabajo hasta ahora, Shuttle358 (el músico de California Dan Abrams) te lleva a una altamente inmersiva combinación de loops cinemáticos que se encuentran con cálidas presentaciones análogas, fragmentos de carretes de hace mucho tiempo de cintas de mellotron, cuerdas de piano arrancadas, brumosas guitarras procesadas con reminiscencia al proyecto de Abrams Fenton, y grabaciones de campo bajo las estrellas. El primero de muchos diferentes trabajos futuros de uno de los más venerados y respetados artistas de 12k, el largamente esperado nuevo álbum de Shuttle358 ‘Can You Prove I Was Born’ es un melancólico cuento para antes de dormir; un aura familiar. Una cinta de Möbius”. Shuttle358 arma un trabajo que destella aún en el lugar más sombrío, una luz y un reflejo dorado sobre los campos y para ello utiliza una serie de recursos sonoros, herramientas manuales que luego atraviesan una red extensa de circuitos, para generar rastros de electrónica orgánica, inteligencia artificial que le da un nuevo sentido a los componentes artesanales. “Can You Prove I Was Born” se compone de diez piezas, cada una con una identidad propia y un lazo común, un hilo que une sus figuras geométricas, un aspecto semejante que une una esquina con la otra, ángulos adyacentes separados por la línea que divide los bucólicos panoramas. Millones de colores comienzan a formar un arco iris que se va tornando lentamente más y más anaranjada, notas que parecen en realidad una única nota que va tomando la forma de una órbita, iluminación sobre un paraje frondoso de hojas y hierba, un viaje a gran velocidad contenido en minutos, comprimiendo el tiempo, ralentizando las horas en segundos. “Can You Prove I Was Born” posee todas las características de este trabajo, las melodías de oro que se derriten por un calor inmenso, la bruma ambiental de partículas de polvo que envuelve la estructura de la canción, esas figuras que se pierden por la ola estival, la suavidad de las praderas recién emergiendo del suelo, la humedad exterior. Sin embargo, lo que parecía un momento inmejorable es solo un episodio más. Apenas se acaba esa pieza surge otra igualmente esplendorosa. “Imaginary Other” nace de fragmentos infinitos de metal cristalizado golpeando una superficie de plástico, una explosión infinita que se disuelve en las cuerdas de una guitarra procesada. Las ínfimas moléculas de sonido se filtran por las fisuras de “Meteor Heart”, junto a su rítmica indecisa, olas que marean los sentidos, como una marea real, casi idéntico a “Paper Wings”, la belleza de un bucle inagotable moviéndose entre cuerdas extenuadas. Estos cuatro registros cierran la cara A del álbum, algo más extensas que en su opuesto. El ruido de “Burrowed Vows” proviene de la madera quemada, un incendio que irradia una energía envolvente. Las armonías mágicas de “Bent, And Swallowed, And Opened Again”, el ritmo oculto en los arbustos de “Dirty Sunkiss” y los acordes que se amplifican, se multiplican, “Prisms” y su reflejo nítido como una pared de vidrio transparente, la quietud de “A Ground Without A Figure”, un mantra estático que se vuelve extático, las voces anónimas en “Years Later”, field recordings en mitad de las ondas aturdidas. Un sonido derrotado por el resplandor astral, un ruido análogo destrozado, desplomado en el césped verde, cubierto por rayos solares.
“Shuttle358 pulls you into a highly immersive blend of cinematic loops met with warm analogue performances… A melancholic bedtime story; a familiar aura. A mobius strip”. Shuttle358 invita a un viaje donde las armonías se forman por puntos estelares, estructuras en el firmamento que reflectan en los prados, flores resplandecientes, campos que brillan por la luz horizontal. Dan Abrams crea con esta obra paisajes luminosos de una hermosa arquitectura análoga, filtrados por tramas eléctricas. “Can You Prove I Was Born”, ruido dorado y polvo de estrellas que colisionan formando una hermosa ilusión de electrónica acústica.