Hawai (CL)
“El brillo eléctrico de las luces de la calle se desvanece en la niebla de la noche azul. El camino roto se estrecha y gradualmente se aleja de los cables que cuelgan precariamente y sin cesar por encima de nuestras cabezas”. Cinco personas, cinco amigos parte de una misma familia, reunidos en la misma habitación, encerrados para reflejar el brillo de una ciudad y un país que por más que alguien conozca nunca llegará a ser suya: siempre habrá una sensación de extrañeza que al mismo tiempo produce una especial fascinación. En octubre del pasado año, no más de dos meses atrás, parte importante del actual roster del sello 12k se trasladó a unas cuantas ciudades de Japón en una gira que se extendió por poco más de una semana. En ella cada uno de los visitantes realizó varias presentaciones, en solitario y también junto algunos de sus compañeros de travesía. Fueron días de compartir escenarios, calles, cenas, comidas, lugares, historias, sonidos.
“Un árbol solitario se sostiene separado en un entorno urbano tranquilo. Entre las ramas el aire frío despedaza pequeños sonidos en el aire húmedo, una voz susurrante, una corteza crujiente como el árbol responde, sin saberlo, a las condiciones del paisaje… Una voz llama, haciendo eco entre los edificios bajos. A varios kilómetros de distancia, donde la naturaleza acalla a la ciudad, un pequeño río corre donde el agua poco profunda es pura y limpia. Una forma oscura pasa cerca, sus grandes alas desaparecen en la oscuridad por delante. Se dirige, de nuevo, hacia el resplandor azul. Amo este lugar”. Octubre 8 de 2012. Kinse Kyokan, Kyoto. Los amigos se reúnen para una sesión pública en vivo. El resultado son treinta y ocho minutos y ocho segundos, fruto de compartir un espacio y unas sonoridades comunes. Between es el nombre de este proyecto situado al margen interior. Diciembre 12 de 2012 aparece con el número de catálogo 12k2026, y en una tirada de 500 copias, “Between”. Enero 9 de 2013: en mis manos se halla este precioso trabajo, hecho de cartón reciclado y con tinta de color negra impresa en la mayor parte de su superficie. Impecable diseño que huele a naturaleza, que emana flores espontáneas. Ahora ya insertos en sus rincones de madera, Between es, son Simon Scott, Corey Fuller, Marcus Fischer, Tomoyoshi Date y Taylor Deupree. De Scott aún se pueden oír sus recovecos pantanosos, los sonidos bajo el agua y los ambientes fríos de “Below Sea Level” (12k, 2012) [222]. Fuller y Date son la pareja que se hace llamar Illuha. Ellos son los responsables de “Shizuku” (12k, 2011) [174], un disco que depara más sorpresas de los que una primera escucha entrega. Aquel disco quedo entre los más destacados de ese año para nosotros, casi de manera inconsciente –hace no mucho regresé a él, queriendo encontrar aquello que permanecía indescifrable, y de una manera aún superior a como me afectó antes, quede abstraído en sus atmósferas–. Fischer es el autor de “Monocoastal” (12k, 2010) e “In A Place Of Such Graceful Shapes” (12k, 2011) [172], este a medias con Deupree, el último que integra este encuentro ocasional. Pulso play en el reproductor y, tan pronto como empieza a sonar,l inmediatamente comienzan a crujir los sonidos. Guitarra, voz, rhodes, pianos, percusión, cassettes, sintetizador, electronics, campanas y rasguños. Todo lo que el label con sede en las profundidades boscosas de Pound Ridge representa se ve trasladado a estos instantes recopilados. Cada uno de quienes se encontraba en ese lugar del mundo contribuye a crear un ambiente particular, especial, único. Sumándose de manera sigilosa al resto, inmiscuyéndose de forma discreta a los otros. Ninguno por encima de los demás, todos debajo de todos. Electrónica digitalizada manualmente, casi de manera casera, con las ondas esparciéndose a un ritmo lento y espacioso, pausado y prolongado. Cada segundo se sucede de forma distinta a la habitual, y el tiempo pierde su integridad. Y entre medio de esos segundos es que ocurren los accidentes, pequeñas eventualidades que rompen la normalidad. Son quiebres de tamaño minúsculo, quiebres del sonido, trozos que se separan de su matriz y que toman una desviación en el vacío. Es como ver lanzar un jarro de cristal y romperse contra el suelo, en cámara lenta. Uno puede ver los pedazos suspenderse en el aire. Existe un manto sobre el cual esos sonidos se despliegan, y ese manto flota quieto, estático, afirmado sobre sus pilares sintéticos. Si existen similitudes, estas están muy cerca de los trabajos recientes de Taylor Deupree. Como en aquellos, los detalles son una parte esencial del entramado, son ellos quienes muchas veces sirven de soporte a las ligeras líneas que se hallan en el fondo. “Between” se edifica desde lo menor, desde lo pequeño hacia algo mayor, siendo los trazos más largos incrustados de fragmentos, decorados hasta en sus espacios más alejados por piezas que se han separado de algún lugar mágico. El sonido cruje, se estrella, revolotea, se crispa, destella. El ruido estalla, brilla, se cubre de polvo, cubre de polvo al resto de los sonidos. Las notas fluyen espontáneamente, los acordes tiemblan de manera tardía, los timbres hacen eco entre los restantes instrumentos, y el cúmulo de elementos reunidos susurra en el viento encerrado, contenido. Un millón de fragmentos chocando entre sí, texturas segmentadas friccionando en direcciones verticales. Un millón de partículas de luz comprimidas.
“Un pequeño grupo duerme en escalones de mármol por delante, lleno de vida pero quietos. Paso una moneda y luego otra, hasta que tomo mi decisión mientras el viaje se ha completado. Cestas de bicicletas llenas de papel, columnas y tentáculos, sus pequeños sonidos golpeando, taladrando, rasguñando. Las tablas están crujiendo. Pequeños detalles compartidos…”. Hasta este momento ya he alcanzado a oír estos sonidos varias veces, y cada una de esas veces se descubre algo que antes no me había percatado que estaba. Uno llega a confundirse, y lo que suena también se puede fácilmente confundir con lo que le rodea, un cassette manipulado con la loza de la cocina, un sintetizador con las vastas hojas de palmera al viento, un piano con la madera añosa del piso, una guitarra con un ave cantando sobre una rama… Between es el ruido de la naturaleza crepitando en una mañana de verano, fría y húmeda, igual que la que acaba de suceder. “Between” son treinta y ocho minutos que también son una exhibición precisa de los ambientes que regularmente nos vienen desde el norte, las resonancias infinitas del murmullo silvestre.